Inflación: cómo afecta a salarios y pensiones
La inflación puede provocar una disminución del poder adquisitivo, incluso con un aumento de salarios y pensiones
El coste de la vida ha aumentado en los últimos meses. Tras casi un año de bajadas en los precios (que incluso alcanzaron valores negativos durante buena parte de 2009), el IPC emprende una lenta "pero sostenida" escalada. En apenas un año, este indicador ha pasado de un -1% a un 1,8%. Y, al ser un crecimiento constante, ese cambio se traduce en inflación. ¿Es mucha o es poca? Moderada, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, que sitúa la tasa anual en el 1%, dos décimas por encima de la registrada en julio. Eso sí, determinar si es bueno o es malo dependerá de cuánto y cuándo aumenten los ingresos familiares. Además, conviene saber que la inflación puede provocar una disminución del poder adquisitivo, incluso con un aumento de salarios y pensiones.
Por LAURA CAORSI
20 de septiembre de 2010
Optimismo con matices
- Imagen: David Lacarta -
En general, la inflación moderada se interpreta como una señal de crecimiento económico y, en el caso de España, que ha sufrido una crisis histórica, se percibe como un signo de mejora. No obstante, el optimismo tiene matices, ya que la inflación actual, sin un aumento acorde de ingresos, puede causar serios problemas en la economía de muchas familias españolas. Esto preocupa a los ciudadanos. Más allá de las cifras y los datos, la pregunta es de qué modo repercutirán los números en el bolsillo.
Sin un aumento acorde de ingresos, la inflación puede causar serios problemas en la economía doméstica
Para responder a esta cuestión, es necesario tener claras algunas cosas. La primera: el aumento de los precios está ligado al incremento de los salarios y las pensiones. La segunda: la subida salarial se establece en función del IPC, un indicador que también se utiliza para medir la inflación de un país. En otras palabras, es necesario tener en cuenta que:
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El IPC mide cuánto varían los precios de ciertos bienes y servicios fundamentales para la vida cotidiana, desde la alimentación y la vivienda, hasta el transporte, el ocio y la enseñanza. La medición es mensual, pero como se realiza desde 1961 en España, permite saber con certeza si vestirse, comer o viajar es más barato o más caro que antes.
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La inflación es el aumento general y sostenido de los precios en una economía. Para medirla se utilizan varios parámetros, pero el más importante (que más notan las familias) es el Índice de Precios al Consumo. Cuando el IPC aumenta de manera continuada "como ocurre ahora en España", los economistas hablan de inflación.
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Los salarios y las pensiones se fijan cada año en función del IPC. Si aumenta el coste de vida, "si por lo mismo hay que pagar más que antes", los sueldos y las jubilaciones deben incrementarse en consonancia a esa subida para evitar que las personas pierdan poder adquisitivo.
El principio es sencillo: cuando se ajustan los salarios y las pensiones al aumento real del IPC, las personas mantienen su poder adquisitivo porque sus ingresos rinden igual que antes. Si bien el valor de los productos y servicios aumenta, se pueden comprar sin que ello suponga un sacrificio extra para la economía familiar. El problema surge cuando hay un recorte o una congelación de salarios y pensiones o cuando, incluso si aumentan, no lo hacen lo suficiente como para acompasarse a la velocidad con la que sube el coste de vida. Así sucede cuando la inflación se dispara a mitad de un año y los salarios no se incrementan hasta el comienzo del siguiente. En cualquiera de estos casos, el dinero vale menos porque con él se pueden adquirir menos productos o disfrutar de menos servicios.
A quiénes afecta y cómo
Los jubilados y los funcionarios públicos, aunque tienen sus ingresos asegurados, están hoy entre los grupos más vulnerables a la tendencia alcista de los precios. La razón principal es el recorte de salarios y la congelación de pensiones. Desde la aprobación de estas medidas de emergencia, los funcionarios ganan entre 36 y 220 euros menos al mes, mientras que los jubilados no verán aumentar ni un céntimo sus pensiones en 2011.
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Para los empleados públicos, la disminución del poder adquisitivo es clara. Incluso si no hubiera inflación, la padecerían. La subida del coste de vida, sumada al aumento del IVA y la disminución de los ingresos, multiplica las dificultades para llegar a fin de mes.
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Para los jubilados, los próximos meses supondrán un desafío. No cobrarán menos, pero su dinero ya no valdrá lo mismo. Además, sus ingresos se revalorizan en función de la previsión oficial del coste de vida y, ante una inflación, es posible que haya cierto desfase entre los pronósticos iniciales y la subida real de los precios.
Los empleados del sector privado, que han pactado una subida moderada de salarios para evitar expedientes reguladores y despidos, también sufren la inflación en su bolsillo. ¿Por qué? Porque el aumento acordado para el sueldo es inferior al de los precios. Según datos del Ministerio de Trabajo, la subida salarial media que se ha pactado entre enero y julio de este año es del 1,29%. El IPC, sin embargo, se ha colocado en el 1,8%. Esto significa que ha crecido un 0,51% más que los sueldos y que, por tanto, hay una disminución del poder adquisitivo. Mientras no se corrija esa brecha, los empleados serán más pobres aunque ganen más o ganen lo mismo.
Los salarios en España han crecido un 1,7% en 2010, una décima menos que el IPC de agosto
Pero no sólo quienes han firmado acuerdos colectivos se enfrentan a este problema. Un estudio independiente, publicado por la consultora Mercer, señala que los salarios en España han crecido un 1,7% en 2010, una décima menos que el IPC de agosto. El informe destaca, además, que el incremento salarial ha sido, junto con el de Portugal, el más bajo de toda Europa, y que sólo en España y en Reino Unido la inflación ha superado a la subida de los sueldos.
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