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robar, y no es el fútbol
Hace ya mucho que pasó
el tiempo de confiar en los bancos y considerar amigo al director de la
sucursal de la esquina. Primero porque ya no existe esa sucursal en la esquina
y segundo porque sus actuaciones a lo largo de estas dos últimas décadas, las
primeras sin que la capa protectora del silencio y la opacidad se extendiera
sobre sus actividades, han puesto de manifiesto su verdadera vocación, nada de
servicio público y todo de esquilmar los recursos de empresas y familias.
El problema es que
cada día que pasa continúan desvelándose nuevos manejos que convierten al
sector no ya en delincuentes, sino en enemigo público nº1, riéndonos del
peligro amarillo, Putin y el terrorismo islámico. Y también, cada día que
pasa, la certeza de la necesidad de contar con una banca pública es cada vez
más evidente. El dinero y la deuda son instrumentos demasiado peligrosos para
dejarlos en manos de facinerosos de nula catadura moral.
La penúltima actividad
delictiva -habrá más que aún no conocemos- de la que hemos tenido noticias y
que dejan a las clausulas abusivas, las comisiones ilegales y el IRPH como
pequeñas raterías, eleva peligrosamente el rango de este cártel y lo suben al
nivel de terrorismo de estado. Y es que, a lo largo de toda la crisis
financiera que padecimos las dos pasadas décadas, actuaron contra la economía
de estados europeos y por lo tanto en contra de los intereses de los ciudadanos
de la Unión Europea.
Ha sido la propia
Comisión Europea la que ha acusado a los bancos Deutsche Bank, alemán y
Rabobank, holandés, de formar un cartel para distorsionar la competencia en el
mercado de deuda soberana denominada en euros, mediante el intercambio de
información sensible y otras prácticas contrarias a las reglas de la Unión
Europea, entre 2005 y 2016.
En el pliego de cargos
remitido a las dos entidades, el Ejecutivo comunitario les informa de sus
sospechas respecto a que durante esos años usaron intermediarios para
intercambiar informaciones comerciales sensibles, y coordinaron sus
estrategias de precios y de negociación de cara a las negociaciones en el
mercado secundario de deuda soberana, dentro del espacio económico europeo.
La Comisión Europea ha
dado luz a esta acusación después de que intentara llegar a un acuerdo con
ambas entidades financieras, pero la falta de avances le llevó
a retomar el procedimiento formal y seguir adelante con el caso, ha informado
la propia institución europea en un comunicado.
Así, las dos entidades
habrían falseado la competencia en el mercado secundario de deuda soberana. Es
decir, a la hora de adquirir bonos de deuda pública tanto de países de la zona
euro como del propio Banco Europeo de Inversiones y bonos de países no europeos
pero emitidos en euros.
Para clarificar la
situación, ambos bancos pertenecen a dos de los países que durante la crisis
financiera del 2011 actuaron con más fuerza en contra de los PIIGS. La
denominación fue un acrónimo con cierta connotación negativa (significa cerdos
en inglés) que se usó para denominar a los países de la Eurozona (Portugal,
Italia, Irlanda, Grecia y España) que sufrieron con severidad la crisis de
deuda soberana de 2011. Estos países exigieron medidas económicas más duras lo
que, con un gobierno del PP con Rajoy a la cabeza, que no supo defender a los
españoles, originó recortes que aún sufrimos.
A la vez de la
actuación de los que luego se denominaron “frugales”, sus bancos de bandera, el
Deutsche Bank y el Rabobank, secundaron ataques a la deuda soberana española,
la que pagamos entre todos, hinchándola hasta conseguir un endeudamiento que
sufriremos nosotros y nuestros hijos. Entre los dos bancos pactaron el ratio de
la deuda que paga España, manipulando el mercado y llevando nuestra deuda
soberana, recordémoslo, hasta los 700 puntos de prima de riesgo, siete veces
más de lo que pagaba Alemania. Y lo hicieron desde el 2005 hasta el año 2016.
Tras esta comunicación
formal se abre el periodo para que Deutsche Bank y Rabobank presenten sus
alegaciones, si bien Bruselas no tiene un plazo fijado para examinar sus
respuestas y tomar una decisión.
En caso de que el
expediente concluya en una decisión contraria a las compañías, el Ejecutivo
comunitario tiene margen para imponer una multa de hasta el 10% de la
facturación mundial anual de las sancionadas. Veremos…
Pero ya llueve sobre
mojado, y esta actuación de bancos emblemáticos entre las entidades financieras
europeas tiene otro antecedente que actuó más directamente en contra de los
consumidores.
El caso se remonta a
2013, cuando durante los pasados años de bonanza económica y los primeros de
crisis, los bancos quisieron ganar más dinero a costa de los consumidores y lo
hicieron participando en un cártel para manipular tipos de interés de
referencia como el Euríbor o el Líbor.
Como consecuencia de
su descubrimiento el Ejecutivo comunitario impuso una multa de 1.700 millones
de euros a seis grandes bancos internacionales y europeos -Deutsche Bank, Royal
Bank of Scotland, Société Général, JPMorgan, Citigroup y RP Martin- como
participantes activos en el cártel, aunque la realidad es que toda la banca
europea se benefició del mismo.
Los traders de los
bancos sancionados discutían entre ellos los datos que iba a ofrecer cada
entidad para el cálculo del Euríbor, así como sus estrategias de negociación y
de fijación de precios, con el objetivo de maximizar los beneficios para las
entidades.
¿Cuánto hemos pagado
de más en las hipotecas? ¿En cuánto se han beneficiado los bancos? Nadie lo
sabe y parece que tampoco interesó mucho saberlo. En concreto la Comisión,
consideró que estas malas prácticas no afectaban a los contratos e intereses
cobrados a los particulares. La realidad es que una posible reclamación de la
innumerable cantidad de afectados por la manipulación hubiera supuesto una
auténtica catástrofe para el sector bancario, por lo que se decidió sacrificar
a los consumidores en el altar de la tranquilidad financiera europea.
La multa, esa de 1.700
millones de euros, que habría que ver en qué se quedó, es el chocolate del loro
frente a los beneficios obtenidos durante todos los años de manejos financiero.
Años duros en España, en los que muchas familias y empresas no pudieron hacer
frente a sus cuotas hipotecarias siendo ejecutados y desahuciados y, teniendo
en cuenta la influencia del Euríbor en la revisión de la mayoría de los
préstamos, es de suponer que los turbios negocios bancarios pudieron influir en
muchas suspensiones de pagos de dichas familias y empresas.
Lo sucedido con
Rabobank y Deutsche Bank es una nueva indicación de que la deuda y la creación
de dinero son un negocio estratégico, tanto o más que las armas y las nuevas
tecnologías, que no deben dejarse en manos privadas para las que el beneficio
es el único objetivo. Esas actuaciones en el exterior y otras dentro de
nuestras fronteras, con un Gobierno entregado a la banca y sus necesidades nos
costó un rescate bancario de 101.500 millones, con unos intereses que aún
estamos pagando. Y siendo malo, lo peor es que sea el fútbol lo que nos
preocupa y ocupa las portadas de los periódicos.
Eduardo Lizarraga
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