dissabte, 8 de juny del 2013
REVISTA SKORPIO Nº 15 JULIOL- SEPTEMBRE 2013 pàgina 17 RECORDANDO A LA REPÚBLICA
11 LA PRIMERA REVISTA D'ESCACS IINTERES SOCIAL
Núm. 15 - Juliol/Setembre 2013
Josep Megias Vergés
Recordando a la Republica
El 14 de abril de 1931 está considerado el día de la proclamación de la II República española, aunque su configuración fue
más compleja y prolongada en el tiempo, porque para la ciudadanía fue una dura pugna por la liberación de las discriminaciones
y obstáculos que habían soportado durante siglos. Era una oportunidad para la anulación de privilegios y prebendas
vinculados a grandes familias nobiliarias, los terratenientes, las castas financieras o la jerarquía eclesiástica católica.
Afortunadamente, la situación social, institucional y cívica ha cambiado des de entonces, aunque despacio observamos
preocupados cómo fluyen cosas que nos recuerdan el peor de aquella época que nos alejaba del mundo civilizado, europeo
y desenrollado, a qué pretendieron acercarse los republicanos y republicanas de principios del siglo XX, con su grito de
"libertad, igualdad y fraternidad".
De los tres valores del republicanismo, tal vez el de la igualdad tenga un significado especial en la presente coyuntura de deterioro
institucional. A cualquier persona demócrata le preocupa que aparezcan referencias en los Medios de comunicación
relacionadas con presiones o maniobras para mediatizar o eludir las responsabilidades las más altas instancias del estado,
sean de la familia de la Casa Real o de la cabeza del Gobierno, sus ministros, de los máximos responsables de su partido o
de los responsables de las patronales.
Una simple muestra de la desigualdad institucionalizada ha sido el abuso por parte de los bancos, con la actual legislación
hipotecaria, que es del año 1909 (reformada en 1946 en pleno franquismo!), de la que ningún banco europeo disfruta, pero
de la que los "privilegiados bancos españoles" no pueden prescindir porque se hundirían y desconocerían competir sin ella.
Romper con buenas o malas artes el principio de igualdad ante y con la leyes contrario a primeros de equidad que debería
de garantiza nuestra Constitución y las leyes que de ella se derivan. A pesar de que nuestra carta magna es una de las más
modernas y avances como en la proclamación de los valores del Estado social y democrático de derecho, bien es verdad que
se está vaciando de contenido debido a la acción de los legisladores que la desposeen de su espíritu originario.
La posición de España en la situación de crisis global, financiera y económica a nivel europeo, se nos presenta agravada porque
le unimos la crisis del agotamiento de las estructuras institucionales, representativas, políticas, empresariales o sociales.
Prueba de esto es la ruptura existente entre institución y ciudadanía, las sospechas y las dudas que brotan de los comportamientos
de los dirigentes y especialmente observamos, la superación de la capacidad de organización de los partidos políticos,
minimizando su función de apoyo y vehículo de las demandas y aspiraciones de la población y de sus entidades.
También podemos añadir el desprestigio de la representación empresarial y sindical, con especial énfasis en la drástica
reducción de funcionalidad de la representación de los trabajadores y de su papel de mediación y concertación de las condiciones
laborales, del salario monetario y del salario diferido.
Con todo el anterior, tenemos que llegar a la conclusión que hemos agotado el proceso iniciado en la transición a la democracia
de 1978. Tal vez tenemos que analizar si ha quedado superado el marco de relaciones, convivencia, instituciones
y legislaciones básicas que emanaron de la Constitución de aquel año, especialmente si consideramos que la mayor parte
de la población actual no votó esa Constitución, ni este modelo de Estado, ni el marco institucional, electoral, político y
representativo actual.
Está aquí la justificación de parte del grito "no nos representan" de los indignados? Si fuera así, se habría iniciado un proceso
de definición de un nuevo marco de relaciones entre la ciudadanía y sus representantes, instituciones y formas de comportarse
y convivir, que sin duda afectará todas las órdenes de la vida. Tal vez sea una oportunidad para superar trabas y peajes
de la posguerra, del franquismo, del ejército golpista o de las religiones inquisitoriales.
La juventud actual reclama su protagonismo en el siglo XXI, pero sin querer conservar los esquemas del último cuarto de
siglo XX, y menos todavía soportar las prebendas de los privilegios y ventajas de casta y linaje del siglo XIX.
Parece que para las nuevas generaciones en nuestro país, los viejos valores de la Revolución Francesa de igualdad, libertad
y fraternidad, serán necesarios y, posiblemente, muy valiosos. Sin duda, esos valores del republicanismo merecen recuerdo
y respeto.
Hace 82 años, la clase obrera, los sectores populares y las clases medianas, las gentes de la cultura, de la ciencia y la universalidad,
los partidos políticos progresistas y de izquierda propiciaron con su victoria en las elecciones municipales un
proceso constituyente democrático y participativo que trajo como resultado la II República.
Nuestros padres y abuelos, con menos cultura y preparación supieron cambiar las cosas. Seremos nosotros menos? Hoy,
igual que ayer, es posible que el ideal republicano esté más cerca. No sé si será mejor o peor, pero seguramente será diferente
ya que en la actualidad existe un gran inmovilismo, y nuestro país se ha transformado en un pantano de difícil gobernabilidad.
I
.!C -
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